domingo, 9 de marzo de 2014

El perjuicio del desquicio de trabajar demasiado...

Perjuicio, desquicio y trabajar. Tres palabras que creo que jamás nadie que escribiese queriendo
captar atención o conseguir visitas para un blog tecnológico usaría en el título de un post, pero bueno, ¿quién ha dicho que las visitas sean un objetivo para este que escribe? Uno escribe por muchas razones y tener gran cantidad de visitas no es una de ellas, al menos no de las más importantes, porque aunque no se reconozca, aunque no se sea plenamente consciente de ello, todo aquel que comparte en público lo que escribe espera que así sea alguna vez,  pero bueno, como digo, no es mi principal objetivo porque si fuera así lo haría sobre otro tipo de temas más masivos y no sobre lo que voy a escribir hoy que, además, puede ser hasta políticamente incorrecto... los problemas originados por trabajar en exceso. En un momento en el que hay muchas más personas en paro de las que una sociedad, con un mínimo de decencia, debería permitir puede parecer  provocador, pero no lo es, es justo lo contrario...

Hace tiempo, tras un pequeño período de reflexión, consecuencia de un tiempo en el que tuve la buena suerte de poder dedicarme a pensar en cómo me gustaría que fuera mi futuro, decidí que iba a intentar organizar mi horario laboral de una forma diferente, dejando espacio para disfrutar, para hacer otras cuestiones que me apetecían hacer y para las que "no tenía tiempo".  Pensé y planeé, dedicar menos tiempo a trabajar en el sentido indicado en la segunda acepción según la RAE. para disfrutar empleando más tiempo en lo que se defiende en la primera.

1. intr. Ocuparse en cualquier actividad física o intelectual. Trabajar en la tesis doctoral. Trabaja poco y mal.
2. intr. Tener una ocupación remunerada en una empresa, una institución, etc. ¿Trabajas o estudias?

El secreto matiz no está en el tipo de actividad que se desempeñe sino en la motivación que lo genara, si la remuneración es una componente fundamental de lo que te incita a dedicar parte de tu vida a realizarlo, si inviertes tu tiempo en alguna cuestión por dinero o por otra razón más cercana a lo que genera tu felicidad.

Y en eso estamos, en recordar nuestra obligación de ser leales con nosotros mismos, de colocarnos en el centro de las prioridades, de ser egoísta para con uno mismo, de cuidarnos para poder cuidar, de pensar que sin dedicar energía y tiempo en recuperar el brillo difícilmente amaneceremos preparados para que los rayos del sol reflejen lo que deseamos de la forma que nos gustaría.

Gracias a Dios, a nuestro trabajo y a la buena suerte, seguimos teniendo el suficiente trabajo en iCapax y Biocapax como para poder trabajar cada semana muchas más horas de las que  supuestamente se asocian a una jornada laboral estándar (al menos para los no empresarios)... y lo peor, sí, lo peor, es que en las últimas semanas así ha sido. Mis deseos de dedicar solo 8 horas al día en cuestiones remuneradas directamente por clientes, saltaron por los aires, y eso ha hecho que haya preferido priorizar las necesidades de otros a las mías propias, los proyectos ajenos a los personales y que, si bien ha merecido la pena económicamente, ha llegado la hora de volver a la idea original porque ese desorden, ese desquicio, no es mantenible ni sostenible en el tiempo, no sin realmente caer en el peligro del pan para hoy y hambre para mañana, refrán tan cierto como antiguo.

No es mi deseo parecer huraño, mucho menos para nuestros clientes y/o amigos, que pueden encontrarme siempre que quieren de forma fácil. Simplemente deseo que me encuentren de la mejor forma posible, pleno de energía y nuevos conocimientos (porque si me quedara con los que en teoría tengo probablemente no fuera suficiente), de sueños y pasiones renovadas, y para ello hay que tener tiempo, bueno dedicar porque todos tenemos el mismo tiempo cada día 24 horas con todas con sus 60 minutos con 60 segundos, para sembrar y cuidar todas esas flores y plantas que harán que cada día cuando te levantes haya oxígeno en tu vida, para ti y para los tuyos.

Así, que... por todo lo anterior, yo confieso el perjuicio del desquicio de haber trabajado demasiado.

Bueno y no quisiera acabar sin agradecer a Olga Cures que escribiera la entrada que me hizo decidirme a perder el tiempo escribiendo esta entrada...





2 comentarios:

  1. ¡Ey Manuel! Muchas gracias por leerme y ¡Encima me mencionas en tu blog! Me gusta tu entrada. Tienes mucha razón en tus palabras. Espero que sigas siendo fiel a ti mismo muuuuucho tiempo.
    Un abrazo.

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  2. Pues claro que te menciono Olga... intento hacerlo siempre ;-), espero que sigamos creciendo juntos mucho tiempo. Un abrazo.

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