Con este post “nos estrenamos” en #CarnavalSalud, hasta
ahora no habíamos tenido la oportunidad de participar pero esta vez “hemos”
creído conveniente no dejarla pasar y aportar nuestra visión sobre el debate
sobre el uso de la marca personal y/o marca profesional en las redes. Este es
un debate perverso porque no es fácil tener una visión clara cuando nos estamos
refiriendo al uso de las redes sociales por personas físicas (por un momento dejo fuera del debate que
sean profesionales de la salud). ¿Qué pasaría si nos lo planteáramos desde la
perspectiva de las personas jurídicas?
Esta misma semana he tenido la oportunidad de motivar y
vivir el debate de unas personas físicas que están concibiendo una persona
jurídica (aún no nacida aunque en avanzado estado de gestación) , sobre su
identidad digital y el uso que iban a darle a las redes sociales en y con ella.
Estas personas, en su mayoría no eran usuarias de redes
sociales, de hecho ninguna tenía un teléfono de última generación, y, sin
embargo, motivadas por esa supuesta verdad universal que persigue a todo aquel
que hoy en día inicia un proyecto empresarial: “nos han dicho que tenemos que
tener web pero que lo realmente importante es estar en redes sociales”, se
acercaron a “nosotros”, con el deseo de “hacer las cosas bien” y se encontraron
con algunas respuestas pero sobretodo con muchísimas preguntas. Fueron un poco
más de cuatro horas en las que, según nos dijeron, aprendieron mucho pero donde,
sin duda, pensaron y alteraron su percepción sobre las redes sociales, sobre la
aplicación a sus fines y, además, sobre uso que hacían de ellas en la
actualidad a nivel personal.
¿Qué es una persona jurídica (empresa, asociación, etc.)?
¿Qué es si no un profesional en estado
puro? ¿Es importante para sus fines que tengan valores y los conozcamos?
¿Conocerlos nos ayudan a sentirnos más alineados con sus productos y servicios?
En resumen, ¿las personas jurídicas tienen personalidad como las físicas? Los expertos en marketing recomiendan a las empresas
que doten de calor a sus marcas, que hagan que sus clientes las sientan como
suyas, que no se conviertan en una más sino que formen parte de sus vidas…
¿Es esto aplicable a un profesional individual? ¿Y si este
pertenece al ámbito de la salud? Es posible que a día de hoy no lo necesiten la
mayoría de ellos, es posible que ni si quiera lo crean necesario para el
desempeño de su labor, que no les compense desnudar una parte de sus vidas
delante de sus pacientes con el fin de apoyar el mensaje que intentan
comunicarles. Si partimos del principio fundamental de que todo el mundo tiene
derecho a su intimidad, hay aspectos vitales cuya exhibición sirve para
reforzar el mensaje que se pretende comunicar a los evangelizados. A un
paciente que un profesional le prescribe ejercicio para mejorar su salud le
gusta ver como él de vez en cuando lo realiza. Predicar con el ejemplo es
bastante más efectivo que realizarlo solo basándose en la evidencia científica.
Desde este punto de vista, teniendo en cuenta que todos cambiamos,
voluntariamente o no, nuestro comportamiento según el ámbito en el que nos
encontramos físicamente, el reto está en ser capaces de desarrollar las
habilidades y conocimientos necesarios para hacer lo equivalente en el mundo
digital. Técnicamente cada vez es más fácil hacer partícipes de la información
que comparto solo a las personas que deseo que sea así, cada día se trabaja más
en este sentido, fue una de las características que más me gustaron de Google+
en su nacimiento, Facebook poco a poco ha ido dando pasos similares y estoy
totalmente convencido de que será un aspecto clave en el lanzamiento de los
nuevos entornos sociales. Cada vez más los profesionales vivimos de avalar con
hechos y experiencias nuestra valía teórica, quienes nos contratan esperan que
seamos lo que decimos que somos y que practiquemos lo que les recomendamos
hacer. Siempre habrá límites pero, personalmente, siempre preferiré interactuar
para cuestiones delicadas con personas que cuenten con mi total confianza y,
para eso, necesito además de valía profesional tranquilidad emocional.
En un tema tan delicado como es mi salud, quiero un
profesional que me transmita confianza, no necesito entrar en su intimidad pero
sí saber que no tiene miedo a demostrar cierta coherencia respecto a su
discurso diario en su vida fuera del ámbito laboral.
El riesgo de esta postura es saber dónde empieza uno y acaba
el otro, en exhibirse tanto que haga que quienes te observan sepan más de lo
que deseas, cada vez seremos más hábiles para detectar matices y ser capaces de
conocer información sensible leída entre líneas del comportamiento social. Es
más, el peligro llegará cuando no dependamos de estas habilidades sino que
tengamos (todos, de acceso público y general) herramientas que nos permitan
analizar este tipo de información. Será el mejor espejo jamás inventado pero
también el más cruel posiblemente.
Personalidad Múltiple
Ivan Ferreiro
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